viernes, 28 de enero de 2011

Perdón.


Daniel a la derecha, junto a Pepe y Juan.
Cremalleras abajo, pitos fuera.

-Tío, ¿has visto a la rubia?
-¿La de las tetas gordas?- Daniel meaba con chorro potente, decidido.
-Sí, esa.
-¿La de la barra?

Ambos giran la cabeza para mirar a Juan.

-No coño, putamierda de vieja.- Daniel se sorbe los mocos.
-Ah... -Juan ya había terminado, procede a cerrar su pantalón- No me pareció tan vieja, ¿eh?
Risotadas a su costa.
-Pa' ti nunca están viejas ni caras- contestó Pepe con tono paternal.
-Seguro que la chupa mejor que la otra.
-Seguro: no tiene dientes...

Más risas. Juan ataca:

-Lo que tenéis que hacer es dejar joderlo todo.
-¿De qué hablas, chaval?

Juan se golpea el bolsillo, señalando algún objeto.

-¡Ya sabes de qué hablo!- levanta la voz- Puto par de mamones, encima os partís el culo con la tía esa.
-Venga Juan, déjalo ya- dijo Daniel mosqueado- Sólo estamos de broma.

Ambos contertulios se arrepentían de haberlo metido en la misión, había resultado ser inestable. Mientras Juan discute, uno de ellos, Pepe, se pasea por el aseo buscando piernas tras las puertas del wc.

-Eso es -no había nadie- Es broma, ya has escuchado a Dani.
-Ya...- refunfuñó Juan- No sé qué me pasa. ¿No os parece raro todo esto ahora?

Ambos callaron.

-Nos vamos pa' casa, has bebido mucho.
-Venga macho, no seáis así... algo debéis pensar.
-No sé de qué hablas- Daniel limpiaba las gafas apoyado en la pared- Ni tú tampoco.
-¿Eso es todo?- se negaba a creer de fuesen así de fríos.
-Sí, Juanito, eso es todo: ya sabías dónde te metías.
-No me jodas. Nadie sabía qué podía pasar, esto ha sido algo...muy fuerte.
-Es cierto, pero ya sabes lo que hay.
-Lo sé- respondió secamente.
-Pues eso- buscó un pitillo- uno más y nos vamos a casa.
-Vale- suspiró metiéndose las manos en los bolsillos- pero no sé cómo podéis.

Pepe rió como si le hubiesen contando un chiste.

-Yo sí, Juanito- se tocó la sien- puedo porque tengo dos dedos de frente. Y porque a ti te faltan cojones.
-Cómemela.
-Venga,venga -puso calma Daniel- termínate el puto cigarro y nos vamos.
-Sabes que tengo razón Dani, este puto mierda se va a rajar un día de estos.
-¡Tú eres un hijo de puta!
-Ya. Y tú lo que tienes que hacer es callarte de una puta vez.

Juan se mordió la lengua. Tenía razón.

-Estoy cagado, es verdad.
-No pasa nada tío, son muchos días, muchas cosas... lo que tendríamos que haber hecho es irnos a la "whiskería", cambiar los aires.
-Sí.
-No me vendría mal a mí tampoco.

Daniel miró la cartera. Tres mil del último día, no los había guardado en casa.

-Bueno, a las putas invito yo.
-Estupendo -Pepe le dio una palmada en la espalda a Juan- Bueno, chaval, ya tenemos plan. ¿La quieres rubia y vieja?
-No, -bromeó- la quiero como tu madre.

Los tres rieron. Hubo un portazo, todos se giraron alarmados.

-Perdón.

Era la tía de la barra, se había equivocado.