sábado, 22 de mayo de 2010

Aporreando verdades


A veces pienso que me gusta jugar a ser profeta en el desierto.
¿Dónde está ahora tu centro de gravedad?
Pulsiones fútiles y primarias.
¿De eso se componen los sueños?
A veces tan vacía.
A veces tan sola.
¿Dónde está el imbécil de los estereotipos?
Me encantaría que nos sentásemos a tomar un café.
Palabras frías, palabras necias, palabras sordas.
Me cansas.
Me canso de escucharte, de bailar para ti, de comerte la polla y sonreír sin convicción.
Cordero dócil, ¿y si con esta mano apretase tu cuello?
Ya no sé quién es el más débil de los dos.

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